NOVIEMBRE 2022
A mucha gente le sorprende la cantidad de km que hacemos los que “somos del campo”. Y más aún les sorprende, cuánto lo disfrutamos.
Para la mayoría de nosotros, la camioneta es nuestra segunda casa y nuestra oficina.
En ella no solo disfrutamos de escuchar música (¡o Podcasts!) y tomamos los mejores cafés y mates mientras conducimos, sino que también se nos aclaran las ideas.
Todo evoluciona, pero hay cosas que no cambian…
Cuando comencé a trabajar, allá por 2003/2004, la mayoría cruzábamos los lotes con la camioneta o los monitoreábamos a pie. Y les dabamos las órdenes de trabajo a los contratistas u operarios, en diversos formatos: mensajes de texto, papel, mail y/o excel.
En ese momento, no sabíamos el costo por hectárea de los insumos que estábamos aplicando, ni cómo esas decisiones que tomábamos afectaban económicamente al negocio. Y mucho menos sabíamos el impacto ambiental que íbamos a causar al usar determinados insumos y dosis (la palabra sustentabilidad no estaba en la agenda de la mayoría de nosotros).
Hoy las cosas se hacen de otra manera, y mucho mejor.
Antes de ir al campo se observan los cultivos a través de imágenes satelitales. En muchas de las recorridas se usan drones que permiten realizar un seguimiento de los cultivos de manera más eficiente y en mayor escala.
Las órdenes de trabajo se pueden hacer en el campo y desde el teléfono (aunque no haya señal). Y al mismo tiempo se puede conocer el costo de las mismas y el impacto ambiental que se va a causar.
Incluso, desde ese mismo lugar se pueden solicitar créditos y cotizar/comprar seguros e insumos.
Si bien el agro es un sector que adopta rápida y profundamente las tecnologías que le dan buenos resultados, la adopción de las relacionadas a lo digital es más lenta.
Quizás porque afectan a algunos de nuestros hábitos y porque no todos los resultados se observan en el corto plazo.
Pero lo cierto, es que la transformación digital en el agro es un proceso que avanza y no detendrá su marcha (como pasó y sigue sucediendo en otras industrias).
Dentro de muy poco y antes de lo que imaginamos, la tecnología nos va a dar la posibilidad de ir menos veces al campo. Porque algunas actividades para las que en este momento hay que ir sí o sí, podremos hacerlas desde nuestra casa.
Pensando en este tema, hace poco les hice la siguiente pregunta a amigos y a colegas: “si pudieras gestionar tus cultivos y el negocio de la misma manera que hoy pero desde tu casa u oficina ¿irías menos al campo?”
Y la respuesta fue unánime: “NO. Seguiría yendo igual.”
Esa contestación y ese convencimiento, era lo que esperaba. Tiene mucho sentido y me puso feliz escucharla.
Pues, para los productores, los asesores y los contratistas, ir al campo siempre será parte de nuestro estilo de vida.
¿Vos hubieras respondido lo mismo?
Contenido patrocinado por: