Febrero 2023
Hace unos 10.000 años… el hombre empezó a preocuparse por el futuro.
Comenzaba la revolución agrícola y con ella la incertidumbre de cómo vendría la cosecha ese año, el próximo y el próximo. Preocupación acompañada de trabajo duro, inversión y austeridad para tener alimentos cuando la cosecha no fuera tan buena, algo que tarde o temprano los agricultores sabían que sucedería.
Miles de campañas más tarde… las cosas no han cambiado mucho en su esencia. A diario seguimos pendientes de cuándo y cuánto lloverá, protegiendo a nuestros cultivos de malezas, plagas y enfermedades, y previendo tener reservas para poder continuar luego de los años malos, que vendrán.
La agricultura moderna por supuesto tiene otras particularidades comparada con la de nuestros ancestros.
A lo largo de una campaña agrícola que dura más de un año, que se lleva a cabo en una amplia extensión geográfica, que requiere cada vez de mayor inversión, que ofrece cada vez menores márgenes y que tiene cada día mayores controles y exigencias de parte de la sociedad: el productor se relaciona a diario con 30-40 participantes de la cadena de valor agro, toma +100 decisiones importantes y realiza transacciones con +300 razones sociales.
Este escenario, sin dudas complejo y a veces informal en algunas de sus etapas, le dificulta en muchos casos: llevar una gestión ordenada, ser lo eficiente que quisiera, pensar en sustentabilidad y tener trazabilidad de todos sus procesos. En un negocio que requiere, cada vez más, un alto nivel de profesionalización.
Algo que imaginaba como una solución ideal cuando dejé de recorrer los lotes y fundé AgroPro para poder ayudar a muchos más productores y asesores, ya era el deseo de muchos y lo fue siendo de otros a medida que transcurría el tiempo.
Gestionar el negocio de punta a punta de manera más ordenada y mientras tanto realizar transacciones digitales con los proveedores habituales y con nuevas alternativas -ayudados por recomendaciones, alertas y predicciones, como sucede en otras industrias- y poder acceder a insights e información valiosa que permita tomar mejores decisiones, es algo que simplificaría enormemente el dia a dia y ayudaría a los productores en esa búsqueda de ser cada vez más eficientes y sustentables.
La oportunidad del agro
El agro tiene el desafiante propósito de alimentar a las 8.000 millones de personas que somos hoy (y a las 10.000 millones que se proyectan para el 2050). Pero, además de generar la cantidad de alimento necesaria, el mismo debe ser de mayor calidad que el actual y debe llegar al usuario con mayor información y trazabilidad de cómo se hizo. Y, por supuesto, haber sido producido de manera eficiente y sostenible.
En este contexto, los productores tienen la gran oportunidad de tener mayor visibilidad y el merecido reconocimiento por parte de una sociedad que en muchos casos no es consciente de su aporte fundamental. Y junto a los productores, que son los originadores, toda la cadena de valor agro que lo rodea y es parte del proceso.
Según el Banco Mundial, en el sector agro de Latinoamérica, para 2025 se esperan transacciones por USD 400 billones, de los cuales USD 80 billones corresponderan a transacciones digitales. Más del 10% de las mismas, sucederán en Argentina.
Sin dudas, son proyecciones que dimensionan las oportunidades que atraviesa el agro y desafía a todas las partes de la cadena de valor a eficientizar sus procesos, a ser más sustentables, a lograr trazabilidad en sus operaciones y a simplificar el flujo de información.
En 2022, McKinsey & Company -la empresa de consultoría más prestigiosa del mundo- realizó una encuesta global a más de 5.000 productores y a partir de la misma se destacan los siguientes descubrimientos:
Quizás algunos de estos datos no te sorprendan, y eso se debe a que la transformación digital del agro ya está sucediendo y la tenemos incorporada. Como pasó, casi sin darnos cuenta, en otras industrias en las que venimos haciendo compras, pagos y demás actividades, de manera digital desde hace tiempo.
No tengo dudas de que durante los próximos años habrá una gran oportunidad de agregar, aún más, valor a la sociedad; acompañada de un gran desafío y una gran responsabilidad para los que desde algún lugar formamos parte de la cadena de valor agro. Argentina es un país relevante a nivel mundial en este aspecto y tenemos que estar preparados de la mejor manera.
Estoy convencido de que la digitalización y la integralidad que hemos deseado muchos productores y asesores durante tanto tiempo, puede lograrse a través de una plataforma que abarque lo que hacemos a diario. Donde sea posible informarse y aprender jugando, donde pueda llevarse una gestión integral, eficiente y sostenible de todo el negocio, y desde donde se pueda acceder a servicios financieros y se puedan realizar transacciones de manera más simple y eficiente con toda la cadena de valor.
Adicionalmente, propuestas más específicas como el registro de los monitoreos, el seguimiento de los cultivos a través de imágenes satelitales, el control online de la maquinaria, y los pagos en línea, entre otras, son propuestas valiosas que ayudan a quienes llevan adelante el negocio a seguir incrementando la calidad del gran trabajo que hacen a diario.
La agricultura que se viene es apasionante y trae consigo grandes retos que solo podremos superar trabajando de manera colaborativa y multidisciplinaria, enfocados en la sostenibilidad económica, ambiental y social, y apoyados en la digitalización. Y siempre, todos quienes somos parte de la cadena de valor agro, guiados y de la mano de los productores que son quienes más saben del negocio y llevan años y años produciendo valor y siendo exitosos.