AgroPro

JUNIO 2023

Agricultura digital. Transformar datos en información valiosa para tomar mejores decisiones.

Por Ignacio Eguren para La Nación

El auge de la Inteligencia Artificial, de la mano de ChatGPT y de otras plataformas, está haciendo más visible el acelerado proceso de transformación digital por el que está atravesando el mundo.

 

Y el agro con su dinámica, sus tiempos y sus particularidades, también es parte de esa transformación. Que no solo incluye el uso de plataformas digitales, sino también la adecuación de procesos, cambios de hábitos y una forma de pensar y de actuar más colaborativa que tiene en el centro al productor.

 

Relacionado a esto, en los últimos años hemos advertido la gran cantidad de datos que se generan a lo largo de una campaña agrícola y las mejores decisiones que se pueden tomar a partir de ellos, cuando los transformamos en información valiosa. 

 

Entre los medios más comunes para capturarlos están las imágenes satelitales, los sensores de las máquinas y las órdenes de trabajo que realizan los técnicos a través de plataformas digitales para indicarles a contratistas y operarios como realizar las labores.

 

Simplificando, podríamos decir que:

 

  • Las imágenes satelitales: nos permiten conocer el estado de los cultivos y el historial y la variabilidad de los lotes. 

 

  • Los registros que van realizando las máquinas a través de sus sensores: nos ayudan a hacer controles de las labores, durante o luego de la ejecución de las mismas. Y también a realizar ambientaciones en los lotes.

 

  • Las órdenes de trabajo digitales: nos proporcionan orden, control y trazabilidad de las labores que se hacen en los lotes y de los insumos que se utilizan en ellos; dosis sugeridas, costos por hectárea y el impacto ambiental que causaremos. 

 

En el caso de las órdenes de trabajo, el valor que aportan es aún mayor del que teníamos presente hasta hace poco. A partir de las mismas es posible conocer también: el margen bruto, la renta, el rinde de indiferencia, el costo por tonelada producida y cuánto se está gastando en malezas, plagas y enfermedades; entre otros indicadores de importancia para el negocio.

 

También nos ayudan a evitar errores como causar fitotoxicidades en los cultivos o incluso “quemar lotes”, a disminuir la duplicación de tareas y a mejorar la vinculación entre las diferentes plataformas que usan productores y técnicos. Ya sean herramientas digitales públicas (por ejemplo: con las recetas agronómicas de algunas provincias) o privadas (como ser: aquellas utilizadas para hacer el seguimiento y monitoreo de los cultivos).

 

En todos los casos pero particularmente en el maíz, por su altísimo potencial de rinde y su alta inversión económica y tecnológica, la digitalización de los procesos es de gran ayuda desde hace ya un tiempo para que el productor maximice todo el manejo que realiza sobre él. 

 

La llegada de la Inteligencia Artificial al agro, facilitará y acelerará la digitalización. Haciendo posible que a partir de los valiosos datos recolectados a lo largo y ancho de los lotes e incluso fuera de estos, los productores y sus equipos de trabajo puedan tener trazabilidad de todo el negocio, acceder a mejores reportes e insights y recibir recomendaciones, alertas y predicciones que los ayudarán a ser cada vez más eficientes y sustentables. En un negocio que requiere día a día de mayor profesionalización debido al incremento de la inversión necesaria para llevarlo a cabo, a márgenes cada vez más ajustados y a las crecientes demandas sociales que tiene la industria. 

 

Estamos en una época en la que las cosas están cambiando a gran velocidad y el agro no es la excepción. Por lo cual, cualquiera sea nuestro rol, debemos estar preparados para aprovechar los beneficios de esta transformación y para no quedarnos “afuera” en un mundo cada vez más competitivo.

 

Afortunadamente, hay cosas que en el campo no cambian. La palabra sigue siendo más importante que un contrato, el viento en la cara y el entorno siguen siendo de las cosas más lindas que podamos apreciar. Y el respeto, los buenos modales y la predisposición a ayudar que tiene “la gente del campo” siguen manteniéndose firmes e intactos. Algo que debemos preservar y cuidar para que también lo puedan seguir disfrutando y valorando las generaciones futuras.