AgroPro

SEPTIEMBRE 2021

¿Cómo lograr mayores rindes de manera eficiente y sustentable?

Por Ignacio Eguren para Horizonte A

Cuando hablamos con amigos o conocidos sobre cómo nos fue en la campaña, generalmente comentamos cuánto nos rindió la soja u otros cultivos. Damos por hecho que cuanto mayor fue el rinde mayor fue el éxito (aún sabiendo que no siempre es así).

Pero cuando nos reunimos con nuestro equipo, socios o clientes, es muy importante que hagamos un análisis económico y consideremos indicadores de eficiencia. ¿Se redujo el costo/tn producida? ¿Incrementamos el margen bruto/ha? ¿Qué rentabilidad alcanzamos? ¿Qué desvío económico hubo entre lo planificado y lo real?

Dos personas en un lote de soja analizando la planta respectivamente

Siempre tuvimos el gran desafío de lograr los mayores rindes posibles y de manera eficiente. Hoy ese desafío tiene la vara más alta. Necesitamos lograr esos rindes de manera eficiente y sustentable. En los análisis debemos comenzar a considerar ¿Qué impacto ambiental causamos con la soja? ¿Cómo varía este indicador con las convencionales versus las STS? ¿Cómo se comportan aquellos lotes donde hicimos cultivos de servicios en comparación con aquellos en los que no hicimos? ¿Qué diferencia hubo entre los lotes con labranza convencional y los lotes en directa?

 

La respuesta a la pregunta inicial es tan simple de explicar como difícil de llevarla a cabo. Para lograr rindes cada vez mayores, de manera eficiente y sustentable, debemos enfocarnos en el ABC de la agricultura. Apoyándonos en aquellas soluciones tecnológicas disponibles que nos ayuden a llevar la gestión integral del negocio de manera ordenada.

Dos personas en un lote de soja analizando la planta respectivamente

El ciclo productivo es complejo, largo, de capital intensivo e involucra a muchos participantes de la cadena de valor. Por eso, dividirlo en procesos o etapas nos permite enfocarnos en cada una de ellas y llevarlas adelante de manera más eficiente.

En base a mi experiencia como asesor y productor, pero fundamentalmente en base a lo que veo a diario en productores y asesores exitosos, una adecuada división del ciclo productivo comprende:

Etapas del proceso productivo agrícola

El análisis de negocios nos permite conocer indicadores muy importantes que van a definir qué cultivos hacer y en qué proporción: la rentabilidad, el margen bruto, el rinde de indiferencia y el costo por tonelada, entre otros.

Luego sigue la planificación, en donde definimos como vamos a hacer cada cultivo, en que lotes y con qué presupuesto de insumos y labores.

En ambas etapas, las herramientas de gestión ayudan a evitar el uso de múltiples planillas, que son útiles cuando el nivel de operaciones no es demasiado alto, pero que luego se vuelven menos valiosas por la acumulación de las mismas y por limitaciones que tienen.

El monitoreo de cultivos, es una de las actividades más importantes de los ingenieros agrónomos y gran parte del éxito está en la constancia y en la disciplina que tengamos para hacerlo. Si recorremos los lotes una vez por semana y de manera regular, seguramente lleguemos en tiempo y forma a prevenir y a controlar todas las adversidades que se vayan presentando. Esta etapa se vuelve más eficiente si nos apoyamos en herramientas que nos permitan seguir la evolución a través de imágenes satelitales, que nos permitan identificar y registrar lo que vamos viendo y que nos avisen si esas adversidades están por debajo o por encima del umbral de daño económico.

Tres personas en un lote de soja analizando datos con una tablet en la mano

Luego de las recorridas a campo, vendrán la gestión de las labores y la gestión de los insumos. Es acá donde las órdenes de trabajo que generan los técnicos, no solo “ponen en marcha a los tractores” sino que ponen en movimiento la gestión económica. El uso de órdenes de trabajo digitales permite a los responsables de los cultivos contar con recomendaciones, controles, alertas y reportes en tiempo real. A través de ellas el asesor y el productor pueden conocer el costo por hectárea de cada labor. Y algo sumamente importante, que a lo largo de este tiempo no hemos tenido tanto en cuenta, es que permiten medir el impacto ambiental que estamos causando, marcando un punto de partida para comenzar a reducirlo.

La cosecha es el momento más esperado por la mayoría. En esta etapa los factores clave son el momento de inicio y la regulación de las máquinas. Empezar con algún punto de humedad hará que comencemos unos días antes y que terminemos con un promedio de humedad más cercano a la humedad de recibo que si esperamos a que el grano esté seco. Además de que seguramente, las pérdidas de precosecha y de cosecha sean menores. El seguimiento de las máquinas a través de telemetría y los mapas de rendimiento son herramientas muy útiles que ayudan a controlar la ejecución y a entender mejor qué sucedió con el cultivo en cada lote.

Dos cosechadoras trabajando en un lote

La última etapa del ciclo, la comercialización, es sin dudas una etapa fundamental. Los ingresos del negocio son producto de las toneladas generadas y de los precios de venta. Un concepto muy bueno para utilizar es el de “precio gatillo”. Aquel precio a partir del cual logramos el objetivo buscado (que generalmente está medido en términos de rentabilidad o margen bruto). Para saber cuál es ese precio, es necesario medir los costos y poder proyectarlos durante la campaña. Y aquí vuelven a tener un rol protagónico, aquellas herramientas digitales que permiten llevar una gestión de manera simple y ordenada. El asesoramiento comercial en esta etapa y la información son fundamentales para poner “pisos”, capturar los “valores objetivos” y aprovechar las “subas” cuando se den.

En la práctica, estas etapas del proceso agrícola no son siempre lineales, pueden superponerse e incluso alterar su orden. Algo muy interesante es que en cada una de ellas se genera una gran cantidad de datos y hay plataformas que a través de inteligencia están transformando estos datos en información muy valiosa que es entregada a los usuarios en forma de recomendaciones, alertas y controles.

La ayuda de la tecnología y la invaluable experiencia de los productores y de los asesores, no solo nos están llevando por el buen camino para lograr grandes rindes, sino también para hacerlo de manera cada vez más eficiente y sustentable.

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